Lanzarote, la isla de los volcanes, ofrece un escenario único para los amantes de la naturaleza y la aventura. Sus paisajes lunares, playas vírgenes y formaciones geológicas sorprendentes hacen de esta isla canaria un destino imperdible para explorar en coche. Desde el momento en que se pone un pie en el aeropuerto de Arrecife, se siente la energía de una tierra forjada por el fuego y esculpida por el viento, invitando a emprender un viaje fascinante por sus carreteras serpenteantes.
La combinación de su patrimonio volcánico con la intervención artística del genial César Manrique ha creado un entorno donde naturaleza y cultura se funden en perfecta armonía. Recorrer Lanzarote en coche permite descubrir a su propio ritmo los secretos que esconde esta isla declarada Reserva de la Biosfera, desde los impresionantes campos de lava de Timanfaya hasta las tranquilas calas de aguas cristalinas.
Planificación de la ruta: del aeropuerto de arrecife a los rincones volcánicos
El punto de partida ideal para esta aventura sobre ruedas es el aeropuerto de Arrecife, donde numerosas empresas ofrecen servicios de alquiler de vehículos. Es recomendable reservar con antelación, especialmente en temporada alta, para asegurar la disponibilidad y obtener mejores tarifas. https://es.getaround.com/ proporciona una amplia gama de opciones para alquilar el coche que mejor se adapte a las necesidades de cada viajero.
Al planificar la ruta, es crucial considerar que Lanzarote, aunque no es una isla extensa, alberga una gran diversidad de paisajes y atracciones. Una estancia mínima de 5 a 7 días permitirá explorar los principales puntos de interés sin prisas. La red de carreteras de la isla es excelente, con vías bien mantenidas que conectan los principales destinos turísticos y pueblos pintorescos.
Es aconsejable comenzar el recorrido por el sur de la isla, donde se encuentra el impresionante Parque Nacional de Timanfaya, para luego ir ascendiendo hacia el norte, pasando por la costa oeste y finalizando en los enclaves más septentrionales. Esta ruta permite una progresión lógica y evita el backtracking, optimizando el tiempo y el consumo de combustible.
Timanfaya: explorando el parque nacional de fuego y lava
El Parque Nacional de Timanfaya es, sin duda, el corazón geológico de Lanzarote y una parada obligatoria en cualquier ruta por la isla. Este paisaje lunar, formado por más de 25 volcanes, ofrece una visión impactante de la fuerza de la naturaleza y la belleza cruda de la tierra volcánica. La carretera que atraviesa el parque es una experiencia en sí misma, serpenteando entre campos de lava y conos volcánicos de colores rojizos y ocres.
Ruta de los Volcanes: travesía por el corazón de Timanfaya
La Ruta de los Volcanes es la mejor manera de adentrarse en las entrañas de Timanfaya. Este recorrido de 14 kilómetros solo se puede realizar en autobuses autorizados del parque, pero el espectáculo que ofrece es incomparable. Durante el trayecto, se atraviesan paisajes que parecen sacados de otro planeta, con formaciones geológicas únicas como La Caldera Colorada o las Montañas del Fuego.
Es recomendable realizar esta ruta temprano por la mañana o al atardecer, cuando la luz del sol realza los contrastes y los colores de las rocas volcánicas. La duración aproximada es de 45 minutos, durante los cuales un guía ofrece explicaciones detalladas sobre la geología y la historia del parque.
Montañas del fuego: demostraciones geotérmicas en el Islote de Hilario
En el corazón de Timanfaya se encuentra el Islote de Hilario, donde se pueden presenciar impresionantes demostraciones de la actividad geotérmica que aún persiste bajo la superficie. Aquí, a apenas unos metros de profundidad, las temperaturas pueden alcanzar los 600°C, un fenómeno que se muestra a los visitantes a través de experimentos sorprendentes.
Entre las demostraciones más espectaculares se encuentra la de verter agua en un agujero en el suelo, que inmediatamente se convierte en un géiser de vapor. También se puede observar cómo la maleza se inflama instantáneamente al entrar en contacto con el suelo caliente. Estas experiencias ofrecen una perspectiva tangible de la energía que aún late bajo los pies de los visitantes.
Restaurante el diablo: gastronomía sobre un volcán activo
Una experiencia culinaria única aguarda en el Restaurante El Diablo, diseñado por el célebre artista César Manrique. Lo más destacable de este establecimiento es su barbacoa volcánica, donde se cocinan los alimentos aprovechando el calor natural que emana del subsuelo. Es una oportunidad fascinante para degustar platos típicos canarios preparados de una manera verdaderamente singular.
El restaurante ofrece vistas panorámicas de 360 grados sobre el mar de lava que lo rodea, creando un ambiente que parece sacado de una película de ciencia ficción. Es importante tener en cuenta que, debido a su popularidad, es aconsejable reservar con antelación, especialmente durante la temporada alta.
Costa oeste: playas salvajes y formaciones geológicas únicas
Dejando atrás el interior volcánico, la ruta nos lleva hacia la costa oeste de Lanzarote, donde el encuentro entre la lava y el océano ha dado lugar a paisajes de una belleza sobrecogedora. Esta parte de la isla ofrece un contraste marcado entre las playas de arena dorada y los acantilados de roca volcánica, creando escenarios perfectos para la fotografía y la contemplación.
Los hervideros: el espectáculo de las olas contra los acantilados de lava
Los Hervideros son una parada imprescindible en la costa oeste. Este tramo de acantilados volcánicos, esculpidos por la fuerza del océano, ofrece un espectáculo natural impresionante. Las olas del Atlántico chocan contra las formaciones de lava, creando explosiones de espuma y un rugido constante que da nombre a este lugar.
Un sistema de pasarelas permite recorrer los acantilados de forma segura, ofreciendo vistas impresionantes de las cuevas y arcos naturales formados por la erosión. El atardecer es el momento ideal para visitar Los Hervideros, cuando la luz dorada realza la textura y el color de las rocas volcánicas.
Playa de famara: paraíso del surf bajo los Riscos de famara
Continuando hacia el norte, se encuentra la espectacular Playa de Famara, una extensa franja de arena dorada enmarcada por los imponentes Riscos de Famara. Esta playa es conocida como el paraíso del surf en Lanzarote, gracias a sus condiciones ideales para la práctica de deportes acuáticos.
Con más de 6 kilómetros de longitud, Famara ofrece espacio de sobra para todos, desde surfistas experimentados hasta familias en busca de un día de playa tranquilo. Los Riscos de Famara, que se elevan hasta los 600 metros sobre el nivel del mar, proporcionan un telón de fondo dramático y ofrecen oportunidades para el senderismo y el parapente.
Es importante tener en cuenta que las corrientes en Famara pueden ser fuertes, por lo que se recomienda precaución al bañarse. Para los amantes del surf, existen varias escuelas en la zona que ofrecen clases y alquiler de equipos.
Salinas de janubio: explotación salinera tradicional y avistamiento de aves
Las Salinas de Janubio, situadas cerca de Playa Blanca, son un ejemplo fascinante de cómo la industria tradicional puede integrarse armoniosamente con el paisaje natural. Este complejo de salinas, el más grande de Canarias, crea un mosaico de colores que varía según la hora del día y la estación del año.
Además de su importancia histórica y económica, las Salinas de Janubio se han convertido en un importante hábitat para numerosas especies de aves migratorias. Los aficionados a la ornitología encontrarán aquí un lugar ideal para la observación de flamencos, gaviotas y otras aves acuáticas.
Un mirador cercano ofrece una vista panorámica de las salinas y el océano, siendo un lugar perfecto para contemplar el atardecer. También es posible adquirir sal artesanal producida en las salinas, un recuerdo único de la visita.
Jameos del agua y cueva de los verdes: maravillas subterráneas de césar manrique
Dejando atrás la costa oeste, nuestra ruta nos lleva hacia el norte de la isla, donde se encuentran dos de las creaciones más emblemáticas de César Manrique: los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes. Estos espacios naturales, modificados con la visión artística de Manrique, ofrecen una experiencia única que combina la geología volcánica con el diseño contemporáneo.
Los Jameos del Agua son parte de un túnel volcánico creado por la erupción del volcán de la Corona. Manrique transformó este espacio en un centro cultural y turístico que incluye un auditorio natural, piscinas, jardines y un restaurante. Lo más destacable es el lago subterráneo de aguas cristalinas, hogar del jameito, un pequeño cangrejo ciego endémico de Lanzarote.
A poca distancia se encuentra la Cueva de los Verdes, otra sección del mismo túnel volcánico. Esta cueva ofrece un recorrido fascinante por galerías y pasadizos formados por la lava, con juegos de luz que realzan la belleza natural de las formaciones rocosas. El punto culminante del recorrido es un secreto que los guías revelan al final de la visita, sorprendiendo invariablemente a los visitantes.
Ruta del vino: recorrido por las bodegas de la geria
Nuestro viaje por Lanzarote no estaría completo sin una visita a La Geria, la región vitivinícola más singular de la isla. Este paisaje lunar, donde las vides crecen en hoyos excavados en la ceniza volcánica y protegidos por muros semicirculares de piedra, es un testimonio de la ingeniosa adaptación del ser humano a un entorno hostil.
Bodegas el grifo: cata de malvasía volcánica en la bodega más antigua de canarias
La primera parada en nuestra ruta del vino es Bodegas El Grifo, fundada en 1775 y considerada la bodega más antigua de Canarias. Aquí, los visitantes pueden realizar un recorrido por sus instalaciones, que incluyen un interesante museo del vino, y degustar sus reconocidos vinos elaborados principalmente con la uva Malvasía volcánica.
La visita a El Grifo ofrece una perspectiva única sobre la historia y las técnicas de vinificación en Lanzarote. Los guías explican detalladamente cómo las condiciones extremas de la isla influyen en el carácter único de sus vinos, caracterizados por su mineralidad y frescura.
Bodegas rubicón: viticultura en hoyos volcánicos
Continuando por La Geria, llegamos a Bodegas Rubicón, situada en una antigua hacienda del siglo XVII. Esta bodega ofrece una experiencia inmersiva en la viticultura tradicional de Lanzarote, permitiendo a los visitantes observar de cerca los famosos hoyos donde se cultivan las vides.
La visita incluye un recorrido por los viñedos, donde se explica el método de cultivo en gerias
, pequeños cráteres excavados en la ceniza volcánica que protegen las vides del viento y capturan la humedad nocturna. La cata de vinos en Rubicón es una oportunidad para apreciar cómo este método único de cultivo se refleja en el sabor y la calidad de los vinos.
Stratus: enoturismo y paisajes lunares en el corazón de la geria
Nuestra ruta del vino culmina en Bodegas Stratus, una bodega moderna que combina tradición e innovación. Situada en el corazón de La Geria, Stratus ofrece algunas de las vistas más impresionantes de los viñedos volcánicos, especialmente al atardecer.
La visita a Stratus incluye un recorrido por sus modernas instalaciones, donde se explican las técnicas de vinificación contemporáneas que se utilizan para producir vinos de alta calidad. La experiencia culmina con una cata de vinos acompañada de productos locales, permitiendo a los visitantes apreciar la perfecta armonía entre la gastronomía y los vinos de Lanzarote.
Mirador del río: panorámica del archipiélago chinijo desde el norte de lanzarote
Nuestro viaje por carretera en Lanzarote culmina en el espectacular Mirador del Río, otra obra maestra de César Manrique ubicada en el extremo norte de la isla. Este mirador, construido en lo alto del Risco de Famara a más de 400 metros sobre el nivel del mar, ofrece unas vistas panorámicas impresionantes del Archipiélago Chinijo, compuesto por las islas de La Graciosa, Montaña Clara, Alegranza y los islotes de Roque del Este y Roque del Oeste.
El diseño del Mirador del Río es un ejemplo perfecto de la filosofía de Manrique de integrar la arquitectura en el paisaje natural. Desde el exterior, el edificio es casi invisible, camuflado en la roca volcánica. Al entrar, los visitantes se encuentran con amplios ventanales que enmarcan vistas espectaculares del océano y las islas circundantes, creando una experiencia visual única.
La terraza exterior del mirador ofrece una perspectiva aún más amplia del paisaje. En días claros, es posible observar con detalle la isla de La Graciosa y el estrecho de El Río que la separa de Lanzarote, entendiendo así el origen del nombre del mirador. Este punto es ideal para la fotografía, especialmente durante el atardecer, cuando la luz dorada baña el archipiélago creando una escena de belleza incomparable.
Además de las vistas, el Mirador del Río cuenta con una cafetería donde los visitantes pueden relajarse y disfrutar de un refrigerio mientras contemplan el paisaje. También hay una pequeña tienda de souvenirs donde se pueden adquirir recuerdos relacionados con la obra de César Manrique y la isla de Lanzarote.